Venancio el unicornio se despertó malhumorado
y es que hace días que no había defecado.
Buscando una solución fue directo a el super chino
y el cajero le recomendó una jalea sabor pepino.
quitó la tapa y se mandó el contenido
y se dirigió al baño pegando un alarido.
Con la fuerza de un terremoto estrujó sus entrañas
y venancio se asusto al escuchar una risa extraña.
Una niña rubia y pecosa el había expulsado
que miró con cariño a quien vida le había dado.
Esto es demasiado genial. Se lo voy a leer a todas mis primas. Queremos un segunda parte. Ya.
ResponderBorrarQuiero una edición impresa en tapa dura y a todo color.
ResponderBorraral fin un cuento clásico para los niños e esta generación
ResponderBorrarfacking biutiful :'D
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