sábado, 22 de febrero de 2014

Juanito, el pibe de barrio.

Juanito era el típico pibe de barrio que no resaltaba en nada y que nunca lograba encajar del todo en los lugares a los que iba. Generalmente se pasaba todo el día contando hormigas y relojeando el bulto de sus compañeros, mala costumbre que lo llevó a ganarse varias palizas y el apodo de "el gansito marinela".
Un día, como nos pasa a todos, juanito se reveló y decidió dar un giro a su vida: se hizo otaku. Ésto despertó gran preocupación en sus padres, que veían con tristeza como su hijo se encerraba en su habitación durante todo el día y exigía que lo llamen "sasukitoX3". Lamentablemente esto no mejoró para nada su vida, ya que si bien antes lo trataban de homosexual reprimido, ahora simplemente le decían que era un boludo bárbaro.


Pero nada de esto evitó que el siguiera con su extraño estilo de vida, ya que al poco tiempo encontró gente con sus mismos gustos.
Juanito estaba en pleno éxtasis y lo hacía notar: salía por las noches a escribir insultos en kanji que ni el entendía mientras consumía estupefacientes comprados en el barrio chino.
Un día, después de una pesada fiesta en el jardín japonés donde había conseguido el teléfono de una cosplayer de Sakura, se dio cuenta de su inexperiencia sexual y temió que esta sea un impedimento para su futura relación (si es que iba a tener una) con la chica en cuestión. Ahí fue cuando habló con su padre y el, muy contento, le dijo que lo iba a ayudar con su problema.
Esa noche juanito salió junto con su padre y se dirigieron a los bosques de Palermo, donde por 100 pesos consiguió la experiencia que quería y unos chancros de tamaño inigualable.
A la mañana siguiente juanito tiró sus cosas, compro ropa nueva y se inscribió en la facultad de derecho. Pocos años después abandonó el barrio con enrique, un carnicero que había conocido en un bar.
Poco sabemos de lo que pasó después, algunos dicen que se fue a sembrar alfalfa a Uruguay, otros que lo secuestraron unos piratas somalíes y algunos, en menor medida, aseguran que se fue al Uritorco a convivir con una logia de masones veganos.
Sea cual sea la historia, todos recuerdan a ese chico que contaba hormigas y relojeaba bultos.

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